viernes, 13 de enero de 2012

El 2011 fue un año de finales y cambios, de equivocaciones y despedidas. Decidí poner en práctica mis decisiones. En algunas me mantengo firme, en otras no tanto. Unas duelen más, otras menos. Ahora soy mayor, tengo mi casa, mi "trabajo" y mi pareja. Ya no puedo dar tumbos ni tropiezos. He cambiado el enfoque y valoro lo que tengo, no lo que pierdo. Todo tiene su momento. La nostalgia llama de vez en cuando pero aquí no me da tiempo a suspirar, me mueve una inercia increíble. El presente es tan distinto, tan lleno, que el pasado sólo me murmura a ratitos. No olvido, jamás. Los errores me persiguen cada día y la melancolía me saluda cuando la energía me falla. Pero esos millones de besitos que me das por la mañana entre las sábanas, cuando tú te vas y yo me quedo, hacen que la vida valga tanto la pena que todo lo demás parece un susurro.
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domingo, 1 de enero de 2012