martes, 30 de noviembre de 2010

Los optimistas

Mi cerebro podría estallar en cualquier momento llenándolo todo de vísceras y esquemas. Resulta irónico el optimismo cuando te das cuenta de que no es una elección, sino que es un hecho indiscutible autoimplantado vete a saber cuándo. La gente se acostumbra y hasta una misma se acostumbra también. Entonces todo gira de manera inevitable con las respuestas escritas y las acciones programadas. Condenada a ser feliz, sientas lo que sientas y te duela lo que te duela. No importa el mal sabor, lo tragas. No importa la pendiente, la subes. En realidad los optimistas somos unos resignados que por no complicarnos y por no perdernos, nos contentamos hasta con las piedras. Pero eso no es nada malo, al contrario, es cojonudo, sobretodo para las personas que tienen un incansable optimista en sus vidas. Sin embargo, existe un enorme riesgo anímico escondido detrás de esas ganas de vivir, de esa inagotable energía. Y es que cuando un optimista se cansa de verdad, es relativizado por todo su entorno porque tienen asumido que enseguida él solito se cargará las pilas.
.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ni tú sabías

Escurro tus deseos por los desagües de mis alcantarillas. Tantos años de almohadas para que ahora se me instalen las renuncias. No conduce a nada pero el hecho de eliminar es más psicológicamente inestable que el de limitar. Posiblemente los límites sean la clave. No se puede navegar en un barco amarrado. Por eso cada segundo quiebra el anterior, lo mortifica.
Últimamente intento averiguar si es tu inercia o la mía. Si estoy llevando a cabo mis promesas o sólo estoy adaptándome al medio. Cada vez te siento más lejos y más pequeño. Pero me sigues regalando caballos blancos cuando cierro los ojos y caricias fantasma cuando me saturan los suspiros. Es una constante, una necesidad mantenida. Imploro tus respuestas inútilmente y luego me lleno la boca con las mías. Así la responsabilidad mengua con matices claramente fingidos pero convincentes. Y entonces levanto la cabeza y sigo...
porque ni tú sabías, ni yo se, vivir de otra manera.

jueves, 25 de noviembre de 2010

martes, 23 de noviembre de 2010

Una de hilos

Hay situaciones con un montón de hilos.
Hilos que atan millones de cosas.
Hilos frágiles y finos. En cada movimiento, puedes tirar de un hilo o romperle. Romper hilos a veces es mejor que mantenerles, el problema es que hasta que no le rompes, no sabes exactamente lo que has perdido. También se puede intentar ir con cuidado para no romper ninguno, pero entonces se corre el riesgo del enredo. Y el final es más que trágico: cortar.
Y la cantidad de hilos que se pierden puede resultar ser algo catastrófico.
Esta responsabilidad de movimiento, nos satura y nos atormenta de tal manera que el irónico hecho de ser libres, a menudo nos hace presos. Y preferimos quedarnos quietos y esperar, que arriesgarnos... y mover los hilos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

sábado, 20 de noviembre de 2010

Días de lluvia

Las lluvias son días para limpiar la conciencia, para aclarar los aturdimientos y para poner a remojo los instintos. Cuánto más sabes, más te implicas pero también más te ubicas. Todo tiene su orden y su lugar, incluso los tormentos. Cuando menos te lo esperas sientes cómo todo se ordena, creándote una expectación inesperada. Te das cuenta de que el mundo ha estado girando mientras buscabas la salida.
.
Los acontecimientos dejan su marca siempre. Algunos rozan, otros arañan y otros dejan grandes lesiones internas. Pero todos marcan. Aunque los peores son los pequeñitos que golpean siempre en el mismo sitio. No duelen mucho, pero te van dejando una cicatriz enorme. Lo más cómodo, más cobarde y menos molesto es esperar. Porque las situaciones a menudo se autodiagnostican y ellas solitas se curan... o se aceptan.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Nada

Miras, incluso a veces observas, pero no te quedan párpados y la mirada escuece. Sospecho que buscas un sitio, un hueco. Lejos de todo lo que ya consigues, lejos de los aplausos mudos. Los días son cortos hasta para los peces, en realidad, apenas duran un silencio. Sientes el escalofrío y el vello, las manos aún son jóvenes para rendirse. Las sábanas no fingen, están frías y solas y tristes. Cada aliento es un desconsuelo, una trampa con dientes afilados que cortan el aire. El bote de los suspiros está por la mitad (los vacíos apenas ocupan espacio). Hay nubes por todas partes y el radiador no calienta. Tus pies te devuelven los rencores con un montón de frío. Has abierto la ventana pero los fantasmas no se van, solo entran más ausencias. Miras, incluso a veces observas, pero no ves nada porque realmente, no hay nada.

Aunque tú no lo sepas (Enrique Urquijo)

domingo, 14 de noviembre de 2010

14 de noviembre

Y otro año más...
No hay globos,
ni velas que soplar,
ni regalos,
ni canciones.
No hay besos,
ni tirones.
No hay abrazos.
No hay felicidades,
no hay sonrisas.
Lamentablemente,
hace años que los 14 de noviembre ya no son tus cumpleaños.
Pero te recuerdo siempre.
Y agradeceré eternamente el día de hoy, porque hace 25 años que naciste.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Los Pantanos de la tristeza


"Grandes misterios encerraban aquellos pantanos. Quién se adentraba en ellos, corría el riesgo de que una profunda tristeza se apoderase de ellos. Y si esto ocurría, se hundía poco a poco en las aguas cenagosas."
La historia interminable

viernes, 12 de noviembre de 2010

Nada

Los acontecimientos, las frases, los susurros, las sorpresas, las miradas, los gestos, las sonrisas, las angustias, las novedades, los diálogos, los abrazos (sinceros), las peticiones, las caricias, los nervios, los besos, las soledades, los deseos, los cambios, las imposibilidades y las decepciones.
Todo se mezcla. Todo ocurre. Todo se clava. Todo revive y todo mata.
Pero nadie nota nada.
.

martes, 9 de noviembre de 2010

lunes, 8 de noviembre de 2010

Intentas crecer o por lo menos mejorar. Pero a menudo te atascas y te das cuenta de que todo es demasiado grande y que quieres llegar pero no llegas. Es fustrante. Te empeñas pero no tienes tiempo (o capacidad) para dar todo lo que quisieras. Entonces te envuelve esa sensación de fracaso, de decepción personal amarga y cruda. Realmente no es tanto el daño por no saber, sino por no ser tanto como quisiera. Profundamente prepotente y triste, pero lamentablemente cierto. Intento encerrarme en mí misma para cubrirme bien de otros pensamientos. Me acojo a la Quinta Enmienda y sonrío, pero siempre hay algo que pincha dentro cuando la vida nos lleva ventaja.

Lunes

domingo, 7 de noviembre de 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

Todo el mundo está loco aquí

¿Somos nosotros? ¿Es el ambiente? ¿Es la realidad? ¿La verdad es verdad? Puedo esconderme en preguntas metafísicas pero no solucionaría nada. Ahora todo vuelve a ser menos confuso. Es sospechoso pero me tranquiliza. Es como colocar adrede una piedra a la ida en el camino para tropezarte con ella a la vuelta. Soy imbécil o egoísta, no lo sé, aún estoy por definirme. ¿Soluciones? Pocas y feas. Cuando te subes por primera vez a la lanzadera no sabes si te encantará o si te arrepentirás de haberte subido, peeeeero, ya estas subiendo y no puedes detenerlo. No hay vuelta atrás. Es desconcertante esa sensación de explosión inminente. De saber que no puedes evitar los acontecimientos sabiendo que posiblemente te desborden y te vuelvan loco. O peor, saber que puedes evitarlos pero ignorar esa posibilidad por mero acaparamiento de sentimientos. ¿Conclusión? NS/NC

jueves, 4 de noviembre de 2010


"El mar solo es mar cuando se mueve
-susurra Julie-. Las olas son lo que dintingue al mar de un charco muy grande. El mar no es nada más que sus olas. Y todas las olas del mar terminan chocando con lo que ellas mismas empujan y rompiendo."

.................,,,.Animalitos inexpresivos de D. Foster Wallace

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Preparados?

Nos sentamos y escogemos un punto, una estrella. Repasamos el pasado, analizamos el presente y nos preparamos para el futuro. Y es en ese punto, en esa estrella, donde nos damos cuenta de que no estamos preparados en absoluto para nada. Nos llenamos la boca de posibles, de incertidumbres, de infinidades. Intentamos preverlo todo, escribir un futuro adaptado, bonito y que no moleste. Pero las estrellas no contestan... Lógico, saben que perdemos el tiempo con las preguntas. Por mucho que lo intentemos nunca estamos preparados. Como mucho tenemos unas líneas en mente, un boceto de acción, algo en que basarnos, pero siempre acabamos improvisando. Vivimos improvisando. Por muy calculadores que nos creamos. A veces sale bien, a veces te arrepientes, a veces sólo ocurre. Y esa sensación de descontrol inevitable es lo que a menudo nos devora las entrañas. Pero no por la falta de información, sino por la falta de oportunidades para repetirlo. Como dije hace días más abajo: "Todo se mueve, todo influye, todo cuenta". Y sólo podemos improvisar una vez por cada instante. ¿Preparados? Nunca. Pero ahí que nos levantamos todos los días con un par de narices.