Texto extraido de la hemeroteca de El Mundo.es con fecha 07-10-2009 y escrito por Manuela Ortega
El viernes 2 de octubre se desataba la tormenta. El diario 'Le Parisien' anunciaba que, para luchar contra el absentismo escolar, tres institutos de FP de Créteil, una ciudad dormitorio próxima a París, iban a iniciar un proyecto piloto sin precedentes en la historia de Francia. A partir del lunes 5, en un par de aulas de cada centro se establecería un bote de 2.000 euros y los alumnos deberían fijarse un objetivo determinado de asistencias. Si lo cumplieran, la clase entera podría financiarse un viaje lingüístico o un proyecto cultural previamente pactado, por un importe máximo de hasta 10.000 euros.
"Comprar la presencia en clase de los alumnos con una recompensa así no va en la dirección del respeto", se apresuró a decir entonces el secretario de la Federación de Consejos de Padres de Alumnos (FCPE), una organización progresista que se opone a esta iniciativa, promovida por el gobierno conservador del primer ministro François Fillon. "Dudamos de que esta especie de intercambio comercial haga efecto a largo plazo", añadía la FCPE a 'Le Parisien'.
Sin embargo, "hay institutos en los que la tasa de absentismo llega al 80%", recordaba después Martin Hirsch, alto comisario de Juventud (un cargo francés parecido a nuestro secretario de estado) a la emisora de radio Europe1. "Y este método ya funciona en el extranjero", agregaba. De hecho, desde 2008 en el Reino Unido los hijos de familias desfavorecidas de entre 16 y 18 años reciben una paga que va de 11 a 33 euros semanales para incentivar su asistencia a clase.
En Francia, la iniciativa de los institutos de Créteil es definida por el ministro de Educación, Luc Chatel, como "un experimento que se desarrolla en un número limitado de centros". En una entrevista con el diario 'Le Monde', Chatel explica que "el Gobierno ha declarado la guerra al absentismo y al abandono escolar. Hay cientos de experimentos distintos que se están llevando a cabo ahora en los institutos, y hay que darles un tiempo para ver si funcionan".
La polémica, con todo, está servida. En el seno mismo del Gobierno francés, la responsable de Educación Superior, Valérie Pécresse, alza la voz contra la iniciativa: "¿Hace falta pagar a un adolescente para que haga lo que tiene que hacer?", dice en 'Le Parisien'. Entretanto, los defensores de la idea aseguran que servirá para responsabilizar a los alumnos, que la asistencia a clase de todos contribuirá al éxito colectivo.
En junio, los resultados del experimento serán analizados por la Escuela de Economía de París y, si son positivos, el programa se extenderá a 70 clases (2.000 alumnos) durante el curso 2010-2011. En Francia, entre 120.000 y 150.000 jóvenes de entre 16 y 18 años abandonan cada año sus estudios sin haber obtenido título alguno.Francia es un país muy desarrollado social y económicamente. Los franceses han sabido difundir su cultura a nivel internacional como pocos, y su influencia geopolítica es decisiva en el mundo. Se trata del primer destino turístico del globo (nuestro país es el segundo) y de la sexta economía del planeta (España es la octava). A raíz de la Revolución de 1789, Francia aprobó ese año la primera Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el documento precursor de los Derechos Humanos actuales.
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MI HUMILDE OPINIÓN:
¿¿Soy la única que piensa que esto es el principio del fin?? Es una barbaridad el simple hecho de pensarlo, así que llevarlo a cabo me resulta terrorífico. No creo que la motivación extrínseca sea la solución al absentismo escolar. Este tipo de soluciones lo único que conseguirá es un efecto rebote en los niños: los alumnos pedirán más y más hasta llegar al punto de que olviden la sensación de querer hacer algo sencillamente por la realización de uno mismo. Verdaderamente triste...