sábado, 29 de diciembre de 2012

Las palabras más bonitas (y más dolorosas) siempre salen de su boca entre la oscuridad, como gatos callejeros que se quedan clavándote la mirada, desafiando tu entereza, hasta que decides seguir andando.

Imagen de Alfonso Casas

lunes, 17 de diciembre de 2012

                                                              Imagen de Alfonso Casas

lunes, 10 de diciembre de 2012

viernes, 16 de noviembre de 2012

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Siete

Siete años con sus siete primaveras, con sus siete navidades, con sus siete aniversarios... 
Siete años con sus cientos de besos, con sus miles de abrazos, con sus millones de sonrisas...
Siete años de felicidad ininterrumpida.
GRACIAS.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Boomerang

El pasado es como un boomerang y si no estás atento puede golpearte en la cabeza justo en ese momento en el que mirabas para otro lado. Crecemos, prosperamos, superamos... pero jamás olvidamos. Los recuerdos siempre están ahí, acechando en la mente, esperando cualquier oportunidad para salir y ocupar de nuevo el corazón por unos instantes.

El pasado nos vuelve indefensos y débiles porque no tenemos que decidir nada, no tenemos que ser fuertes, solo nos dejamos hundir por esa nostalgia dulce y dolorosa, o amarga y más dolorosa aún. Nos rendimos, nos derrumbamos, nos perdemos en unos hechos que no volverán pero que nunca se han ido del todo. Luego suspiramos, cogemos aire y volvemos al presente. Con la expresión afligida pero ya mirando hacia otro lado, despistándonos, hasta que vuelva a golpearnos de nuevo el boomerang.

martes, 30 de octubre de 2012

lunes, 29 de octubre de 2012

A veces la vida me resulta tan grande que me pierdo en ella,
y para cuando quiero encontrarme, ya ha pasado otro día.
No entiendo cómo algo tan enorme puede ser tan efímero.

viernes, 26 de octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

Inspiraciones anímicas

No sabes muy bien cómo pero cuando te quieres dar cuenta, el mundo avanza empujándote lentamente sin parar ni un solo segundo. Ahora parece que el tiempo tiene prisa y cada minuto pasa más rápido que el anterior. Las noches vuelan y los días, calculados al milímetro, se pierden entre comidas y trayectos.

Veo amanecer cinco de siete y anochecer no pierdo ninguno. Ahora entiendo mejor eso de la vida es corta. Tan corta que cuando te quieres dar cuenta te encuentras sabiendo responder a la sobrecogedora pregunta ¿Dónde te ves dentro de 10 años?

Me duelen los ojos, dolor de sueño o de pantalla, quizá de los dos. El pasado cada vez parece más un sueño lejano. La rutina y la distancia absorve todo de una manera increible. Apenas me quedan ya suspiros nostálgicos, ahora más bien son inspiraciones anímicas. 

sábado, 20 de octubre de 2012

viernes, 14 de septiembre de 2012




A veces el futuro es como una enorme tormenta de arena. Lo que más te acojona es ver como se va acercando sin que puedas hacer nada para detenerla. Solo asumes que llegará y te preparas para coger aire.





Imagen de A. Casas

jueves, 13 de septiembre de 2012

Fragmento del libro -Moby Dick-

"Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustituto de la pistola y la bala. Catón se arroja sobre su espada, haciendo aspavientos filosóficos; yo me embarco pacíficamente. No hay en ello nada sorprendente. Si bien lo miran, no hay nadie que no experimente, en alguna ocasión u otra, y en más o menos grado, sentimientos análogos a los míos respecto del océano."
 

jueves, 5 de julio de 2012

domingo, 24 de junio de 2012

Supongo

Supongo que podría electroencefalograrme las vísceras más profundas y hacer un drama de toda la tristeza que me produce estar allí sin nada de lo que un día tuve.
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Supongo que podría desahogarme ahora en cada letra, insultando a un pasado que me persigue continuamente cuando intento desatar los nudos.
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Supongo que podría lamentarme de lo mucho que me deprime salir aquí ahora que todo sigue igual pero que todo es distinto.
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Supongo que podría llorar esta noche, pero he llegado a un momento de mí misma en el que prefiero dormirme.
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Supongo que me he cansado de volver siempre buscando un futuro hecho de trozos de pasado. Lo pasado es pasado, no volverá jamás. Ya es hora de asumirlo y terminarme de un trago la cerveza.

martes, 29 de mayo de 2012

Te sientas cerca y entonces es cuando confirmo la indiferencia, el cambio, el formateo fugaz que ha sufrido lo que un día funcionaba tan bien pero que se estropeó por darle demasiado uso. Ahora ya ni te busco, ni siquiera me pregunto. Lo has conseguido y yo lo he aceptado. No voy a perseguir una sombra. 



Los días pasan con Sol y nubes, los hechos cambian y las cosas suceden. Te acaricio los deditos que te quedan libres y siento que mi vida ya nunca volverá a pertenecerme del todo. No me importa el qué, el cómo, el cuándo, el dónde... sólo me importa el quién, y esa respuesta la encuentro tumbada a mi izquierda al abrir los ojos cada mañana.



jueves, 10 de mayo de 2012

domingo, 6 de mayo de 2012

Y fue así

Y fue así, en una noche sencilla, pausada, sin beber... cuando supe que de una vez por todas conseguimos, o conseguí al menos, pasar página. Abrir los ojos de verdad y ser consciente de que las montañas con un grano de arena me las hago yo sola. Todo tiene su momeno, se complica, se detiene, se espera, se asume, se continúa. También se pierde, claro que se pierde, pero lo que perdemos adrede es imposible que podamos encontrarlo de nuevo. A veces necesitamos largos paréntesis para entender las cosas, enfriarnos para ver la realidad como es, no como queremos que sea.
¿Nostalgia? Siempre. Pero no me puedo engañar con traumas juveniles que me empujan a buscar personas que rellenen un vacío cerrado a cal y canto por la rabia. Asumo la falta y me resigno al pasado, al menos lo tuve, lo sentí. Por eso ahora ya curada de espantos, he conseguido decirme basta y valorar lo que realmente me hace daño, que la mayor parte de las veces, soy yo misma.

sábado, 5 de mayo de 2012

jueves, 19 de abril de 2012

Sal con una chica que no lee


Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parada en la estación del metro, tal vez sentada en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, la que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.
 Charles Warnke

lunes, 5 de marzo de 2012

lunes, 20 de febrero de 2012

Adiós

Otra vez en mi cama de noventa rodeada de recuerdos que me observan en silencio. Ya ni les oigo susurrar, saben que no es necesario. Me cuesta muchísimo despegarme, tengo adicción al pasado. No entiendo porque me cuesta tanto cerrar las puertas con lo poco que me gustan abietas. Soy una fanática obsesiva de los buenos ratos. Añoro hasta los más pequeños detalles con una intensidad desmesurada. Supongo que no es malo del todo apreciar tantísimo todo aquello que me ha traído hasta aquí. Disfruto al máximo del presente porque soy consciente de que mañana echaré de menos lo de hoy. El problema llega cuando asumes que muchas de las situaciones que más añoras no volverán a producirse jamás. Pero a veces hay que aprender a decir adiós. Y sin duda,  arrancar a una persona de tu vida es de las cosas más difíciles que existen, de hecho creo que nunca conseguimos hacerlo del todo.

domingo, 19 de febrero de 2012

jueves, 16 de febrero de 2012

lunes, 6 de febrero de 2012

Gracias

Tengo la personalidad dividida. Allí mi papel es uno, ahora en casa es otro. Desconecto de mi vida allí y de otra manera aquí. Aparté tu foto un poquito más atrás y dejé allí todo aquello que eras tú. El pasado puede perseguirnos constantemente sin permiso así que como para encima ponerle facilidades. Supongo que marcharnos fue la mejor opción, sobretodo si el objetivo era olvidarnos. Olvidarlo todo...
Me regalaste una nevada porque sabías que necesitaba volar un rato lejos de mí. Puede resultar agotador levantarse de verdad todas las mañanas. Tú lo sabías mejor que nadie. Gracias.

viernes, 13 de enero de 2012

El 2011 fue un año de finales y cambios, de equivocaciones y despedidas. Decidí poner en práctica mis decisiones. En algunas me mantengo firme, en otras no tanto. Unas duelen más, otras menos. Ahora soy mayor, tengo mi casa, mi "trabajo" y mi pareja. Ya no puedo dar tumbos ni tropiezos. He cambiado el enfoque y valoro lo que tengo, no lo que pierdo. Todo tiene su momento. La nostalgia llama de vez en cuando pero aquí no me da tiempo a suspirar, me mueve una inercia increíble. El presente es tan distinto, tan lleno, que el pasado sólo me murmura a ratitos. No olvido, jamás. Los errores me persiguen cada día y la melancolía me saluda cuando la energía me falla. Pero esos millones de besitos que me das por la mañana entre las sábanas, cuando tú te vas y yo me quedo, hacen que la vida valga tanto la pena que todo lo demás parece un susurro.
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domingo, 1 de enero de 2012