lunes, 24 de octubre de 2011

A ratitos

Menos mal que ya voy aprendiendo a tragar más y cagarla menos. Cada vez me ignoro mejor, cierro impulsos torpes y me duermo. Empiezo a pensar que esto ya me hace más daño a mí que a tí. Atarme al pasado y ahorcarme con él cada vez que te veo. Un buscado acto masoquista como tortura incosciente por estropearlo todo. Pero ahora que ya es por la mañana, fría y sinceramente, creo que ni yo soy tan culpable ni tú eres tan víctima. De hecho creo que sencillamente sólo fuimos gilipollas. Tú por querer más y yo por no conformarme con menos. Por hacer de un mundo un universo. Por quererlo todo sin pensar en nada. Una determinación que ahora ha conseguido un bucle infinito de insatisfacción amistosa que nos perseguirá por los siglos de los siglos. Lo que fue se amarga con lo que es y lo que tuvimos se pudre con lo que tenemos. Una pena y un asco. Pero ahí seguiremos al pie del cañón, a ratitos, obviándonos y queriéndonos, porque ahora lo único que pincha y corta en este asunto es la distancia y el tiempo. Nosotros hace meses que perdimos las ganas de esforzarnos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Así es, el mundo se me escapa cada vez que cierras los ojos con fuerza. No me gusta perder tu calor, se quedan las sábanas frías y tristes, expectantes. Todo se desvanece mientras el colchón va perdiendo tu forma. Suspiro con desgana y comienzo a vestirme. Siento como si los calcetines fuesen pequeñas cadenas que me amarran. Los silencios ahora entierran los alientos y nos vamos. Las inseguridades y los miedos no se quedan allí, vienen detrás porque tampoco tienen todavía un sitio propio. Estamos cansados del teléfono y de los besos en los portales. La ciudad nos aprieta, nos consume. Tenemos las alas pero no nos dejan volar. Así que nos resignamos un poquito más y seguimos. Pero es cierto que nunca se me dio bien esperar... y a tí tampoco.

sábado, 15 de octubre de 2011

Seguiremos...

Ahora parecemos distintos. Como si nos hubiesen arrancado la mitad de nosotros mismos. Como si nos hubiesen exigido evaporar hasta el último resquicio de ternura. Aunque siempre queda algo... Todavía se percibe huidiza esa esencia de complicidad que nos unió tanto. Pero ya nada es como antes. Nos mantenemos firmes, cautelososos, fijando fronteras y racionando palabras. Sigue doliendo, pero la distancia y el tiempo tienen ese poder de insesibilización paulatina, y ahora todo parece más lejano, más onírico, menos real, menos vivo. Me conformo con tu felicidad (sincera) y nuestro artificio. Quizá algún día pueda volver a mirarte sin nostagia, no vuelvan a volar inquisitivos los reproches, ni se midan tanto las acciones. Hasta entonces, seguiremos con nuestras distancias y nuestras ahora precavidas gansadas, mientras fingimos que ya ninguno de los dos sentimos los suspiros ahorcados del otro.

jueves, 13 de octubre de 2011

La vida es más vida cuando dejas de analizarlo todo

miércoles, 12 de octubre de 2011

"Lleva tres meses tomando unas pastillas que la dejan totalmente obtusa, y luego esa obtusidad se define a sí misma como buena salud mental. Igual que si la ceguera se definiese a sí misma como facultad de ver. *Ahora que estoy ciego, veo muy bien que no hay nada que ver.*"
[...]
"- Estoy diciendo que hay un fallo estructural en la cultura entera - dijo Chip -. Estoy diciendo que la burocracia se ha arrogado el derecho de adjudicar el calificativo de "patológicos" a ciertos estados mentales. La falta de ganas de gastar dinero se convierte en síntoma de una enfermedad que requiere una medicación carísima. Medicación que, luego, destruye la líbido o, en otras palabras, elimina el apetito del único placer gratuito que hay en este mundo, lo que significa que el afectado tiene que invertir aún más dinero en placeres compensatorios. La definición de salud mental es estar capacitado para tomar parte en el hecho de comprar. Y lo que estoy diciendo es que yo, personalmente, en este mismísimo momento, estoy perdiendo la batalla contra una modernidad comercializada, medicalizada y totalitaria."

Las correcciones de J. Franzen

domingo, 9 de octubre de 2011

                                                Blankets de Craig Thompson

miércoles, 5 de octubre de 2011

Ha comenzado


Ya no hay vuelta atrás. Me di cuenta en cuanto crucé el puente. No recuerdo bien el día en el que salté al vacío sin la certeza de si sabía volar, pero lo hice. Ahora ya todo se desarrolla sin esfuerzo, como si estuviese escrito. Me inundan las ganas de seguir, de probar, de experimentar. Los cambios pueden ser buenos o malos, pero siempre son cambios y los cambios te despiertan, te espabilan. Me adapto con una velocidad impresionante, me excita todo lo que no conozco, me entusiasma. Poder elegirlo todo, sin dar más cuentas que a ti misma... Libertad supongo que lo llaman. La llegada de una nueva etapa es inminente.
Señores, hagan juego.

lunes, 3 de octubre de 2011

Aquí y allí

No voy a pedirte nada, ni siquiera un sueño. No lo necesito. Ya derramé mis lágrimas y me tragué doce mil suspiros. No hay elección posible cuando el corazón deja de latir, cuando el mundo se encoge, se marchita y muere. El futuro es demasiado caprichoso como para arriesgarte. No se puede sobrevivir sin diástole, así que me quedo contigo, aquí y allí, para seguir buscando. Acertar y equivocarse son conceptos académicos, la vida es más de luchar y adaptarse.